domingo, 20 de enero de 2008

FONTANARROSA Y EL HUMOR, por Estela Quiroga


“Hacen a un humorista muchos miedos y una constante imposición del misterio”
Macedonio Fernández: Papeles de Reciénvenido

“Los últimos vermicelli” de Roberto Fontanarrosa

Si partimos de la etimología de la palabra Parodia: podemos decir que se trata de una voz griega, παρώδïα, compuesta por παρα = "para" (similar) y ώδή = "ode" (canto,oda).Esto significa que la parodia es un texto imitativo.
Por lo tanto deberemos hablar de dos textos: El texto parodiado, que llamaremos en adelante TEXTO A y el texto paródico al que llamaremos TEXTO B. Entre ambos se produce una relación intertextual.
Noé Jitrik insiste en el concepto de intertextualidad: “Si la parodia requiere en su punto de partida algo parecido a la imitación, se define como un fenómeno de intertextualidad, lo cual no quiere decir que toda intertextualidad genere un efecto paródico”
El TEXTO A y el TEXTO B se encuentran en una situación de paralelismo pero son diferentes. Es importante mencionar que la aparición del TEXTO B actúa sobre el TEXTO A y justamente en esto radica el valor de la parodia, ya que genera una situación esencialmente literaria, la parodia nos obliga a mirar de otro modo, es una suerte de llamado de atención. Es importante destacar que el paso del TEXTO A al TEXTO B se hace a través de un complejo conjunto de procedimientos: la deformación, la exageración, la degradación, la repetición, la conmutación. Algunos de estos procedimientos son más visibles que otros. De hecho suele parodiarse un aspecto, o bien el estilo, o los personajes, o un tema.
Cuando uno pronuncia la palabra parodia, automáticamente piensa en el efecto risueño, sin embargo no necesariamente debe ser así. De hecho trabajaremos con un texto de Fontanarrosa que si bien no resulta hilarante, está impregnado de humor. Con esto queremos decir que puede existir parodia sin risa. Jitrik plantea que no necesariamente todo texto paródico es risueño.
Ya hemos mencionado algunos procedimientos de parodización. Veamos ahora tres conceptos que se relacionan con las obras en función del sistema literario. (Jitrik 1990)Distinguiremos contexto, de cotexto y de situación. El contexto se refiere a los elementos extratextuales que influyen en la escritura de ese nuevo texto, por ejemplo el momento sociopolítico. El cotexto, en cambio tiene que ver con los otros textos con los que se relaciona, es un concepto sistémico. Finalmente la situación del texto tiene que ver con el modo en que un texto se sitúa para ser parodiado. Todo texto tiene identidad propia, generada por aquellos rasgos más sobresalientes. Cuantos más rasgos distintivos tenga más parodiable será. Los textos que se parodian son aquellos que ya están consagrados y es necesario el reconocimiento cultural del texto para crear una complicidad especial con el lector y que el efecto paródico se dispare.
Ahora bien, ¿cuál es el texto parodiado en “Los últimos vermicelli”?, ¿el humor de este cuento de Fontanarrosa solamente se instala a partir de la parodia? ¿cuáles son los procedimientos de parodización?
El texto de Fontanarrosa menciona al texto parodiado:
“-¿Sabés lo de las recetas? - preguntó Merihi, sacudiendo ante sí los papeles.
-Sí, he oído de eso ¿, no?
-Sí, no podemos correr el riesgo de que ellos se apoderen de las recetas”
Fontanarrosa, R: Los últimos vermicelli – De la Flor – Bs. As. 1987p. 141
La novela de Bradbury es una distopía, esto significa una utopía negativa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal, en efecto, se trata de una sociedad opresiva, indeseable, apocalíptica. En el mundo que describe Ray Bradbury no hay libros. Están prohibidos y la obligación de los bomberos es quemarlos. Sin embargo hay personas que se resisten y lo hacen aprendiéndose cada una de ellas un libro. Poco a poco organizan un plan llegando a ser miles las personas que llevan un libro en su mente. En el cuento no son libros, son simples recetas de cocina, pero en un texto y en otro aparecen la persecución y el horror, claro que Fontanarrosa logra un efecto de degradación a partir del motivo de la persecución: el exceso de peso. Hay imágenes realmente grotescas en el cuento:
“En ese momento entró Bobina. Bobina debía pesar unos 130 kilod, calculó el gordo, viéndolo moverse con dificultad, bastante ridículo sosteniendo con toda su monumental humanidad un pequeño trozo de pan en su mano derecha extendida como si trajese un diamante”
Op. Cit. 139 140
“La gordura lo había encajado entre los posabrazos y el respaldo del sillón. Era como una torta que había desbordado su molde al crecer”
Op. Cit. p. 141

Otro elemento que se reitera en ambos textos es el olor:
-“El petróleo – dijo Montag, porque el silencio se prolongaba, es como un perfume para mí.
-¿De veras le parece eso?
Bradbury, Ray: Fahrenheit 451. Plaza & Janés- Barcelona 1970/p. 16

-¿Qué son? Merighi tiró la pregunta como una adivinanza (…) El gordo aspiró ansiosamente el aire con delectación (…) Aspiró como un animal salvaje
Fontanarrosa, R: Los últimos vermicelli – De la Flor – Bs. As. 1987p 139
Todos sabemos, que el olfato es de todos los sentidos, el más poderoso en cuanto a las evocaciones se refiere. Tal vez sea interesante recordar que
.la información llega primero al sistema límbico y al hipotálamo, regiones cerebrales ontogenéticamente muy antiguas; responsables de las emociones, sentimientos, instintos e impulsos, y que tales regiones almacenan también los contenidos de la memoria regulando la liberación de hormonas. Por este motivo, los olores pueden modificar directamente nuestro comportamiento y las funciones corporales. Este, de hecho no es un dato menor en ninguno de los dos textos, recordemos que Montag (Fahrenheit 451) termina por rechazar ese olor a petróleo y que Merighi (Los últimos..) siente que hablar de aromas a comida le ablanda el carácter y el gordo se estremece frente al olor a tuco. Si bien hay una enorme distancia entre los olores de ambos textos, de algún modo los olores conducen a la muerte: el petróleo porque es el olor previo al fuego, a la destrucción total. Recordemos que no solamente se quemaban libros, que también se quemaban personas y el tuco porque justamente lo que se condena y persigue en el texto de Fontanarrosa es la gordura:
“Han convertido sus cuerpos en tachos de basura, se meten cualquier cosa adentro..”
Op. Cit. p.143
La presencia de la violencia y de la muerte es central en ambos textos y en el cuento de Fontanarrosa se pone de manifiesto en la tercera línea
“Algo definitivo como el cerrarse la tapa de un ataúd”
Op. Cit p 137
Aunque la escena brutal se da más adelante:
“Allí quedó Merighi, ya muerto, con la cabeza gacha moviéndose levemente ante una lluvia de fideos dedalito que caía desde el acribillado paquete de un estante alto.
El gordo no tuvo más suerte. La ráfaga de ametralladoras lo tomó por la espalda”
Desde ya la imagen de la “lluvia de fideos dedalito” nos hace esbozar una sonrisa, el texto de Fontanarrosa está recorrido por este tipo de salidas.
Claro que hay algo que no podemos soslayar que son las condiciones de producción. Fontanarrosa escribe este cuento a pocos años de iniciada la democracia en nuestro país, como la literatura se caracteriza esencialmente por su polisemia y como cada uno lee desde un lugar muy particular que se relaciona con la propia historia, queremos exponer nuestra mirada.

Nada de lo que se puede escribir sobre la muerte, el horror y la tortura guarda el menor sentido, en consecuencia, el texto “Los últimos Vermicelli” de Roberto Fontanarrosa tiene además elementos del absurdo.
Desde luego, en este caso hay factores extratextuales que gravitan en la realización paródica. Fontanarrosa publica este cuento en 1987, como ya dijimos, a sólo cuatro años de iniciada la democracia. ¿Cómo hablar de ciertos hechos? Tal vez a través de un efecto de sentido como es la desacralización. En este caso se relativiza el horror a través del grotesco. Recordemos a modo de ejemplo a Merighi incrustado en el sillón como una torta, o al gordo con la mano en el pecho recitando la receta de la liebre y a Condarco poniéndose de pie como si se tratase de un texto sagrado.
Por fortuna el humor es liberador, capaz de derrumbar lo indecible. El negro Fontanarrosa adultera la realidad y nos hace un guiño sobre el proceso militar del 76, pero lo hace desde dos discursos diferentes:
 El discurso de los perseguidos
 El discurso de los perseguidores
Toma de ambos los lugares comunes, las frases hechas (los clisé) y los expone, los ridiculiza, ridiculiza, esa sensación permanente de persecución, casi paranoica que por aquel entonces teníamos todos (era imposible no tenerla), por eso muchas de esas frases se cristalizaron y se convirtieron en lugares comunes. Uno no se sonríe, tal vez frunce los labios y reconoce en esos dichos una época muy concreta.
De este modo, los perseguidos dicen cosas como:
“hay que andar con cuidado”
“Esto no es joda”
“¿Sabés lo que le paso a…”
“No va a quedar ninguno”
“Por ahí yo les era más útil vivo”
“A mi me habían intervenido el teléfono”
“Se quebró”
“Hizo una huelga de hambre”
“Ahora es uno de ellos”
“Ya han quemado todos los libros”
“Yo los había enterrado en el fondo de mi casa”

Todas estas frases puesta en boca de un grupo de “gordos” . que intentan salvar el pellejo, nos hace al menos esbozar una sonrisa.
Sin duda el humor es el único remedio que distiende los nervios sin adormecerlos porque nos hace pensar, mirar la realidad desde otro lugar, digamos, sin volvernos locos, justamente porque el humor es liberador y así funciona con un sentido “crítico”.
Como dice Pablo de Santis (2000) …”la primera virtud evidente de los cuentos de Fontanarrosa es su sensibilidad para los giros coloquiales” En efecto, este escritor logra “apropiarse” de esos giros y “extrañarlos” uno los reconoce y a la vez comprende que han perdido sentido.
Por otra parte está el discurso de los perseguidores:
“Hijos de puta”
“Cómo le daban”
“Es lo único que les interesa”
“Dígale al sargento…que no deje de revisar todo”
“Hemos dado con un verdadero arsenal”
“Maneje bien hasta el cuartel y no le diré a nadie que”
Sin embargo lo más interesante es una frase final que cae como una estocada, como un guiño al lector, algo que desde luego nunca fue dicho (ni siquiera hoy..)
“- A veces – dijo, como para sí – no sé si esto lo hacemos por la pureza de la raza …o por envidia.
Pero Flores, atento al tráfico, no pareció entenderlo”
Op. Cit. p. 145

Aquí encontramos otro elemento paródico. De hecho se puede establecer una relación entre los personajes de ambos textos. Una suerte de “conversión”, recordemos que Montag se pasa de bando.
Este texto es muy rico en connotaciones, desde el propio título, todos sabemos que los vermicelli se “chupan” y que justamente esa era la palabra que se usaba durante la dictadura cuando se apresaba gente, los “chupaban” y los hacían desaparecer.
La mención de “El quinto Encuentro Mundial de Físico culturismo” nos remite necesariamente al Mundial de Fútbol del 78
“Lo pasan mil veces por día. Joden el día entero con eso [….] – Vienen tipos de todas partes del mundo. Va a estar la prensa Internacional”

Op. Cit. 138
En el cuento también se alude al humor:
“- El gordo no pudo menos que reírse [….] El clima algo hostil de la conversación se había distendido”
Op. Cit. 139
Esta concepción del humor de la ya hablamos, nos lleva a pensar en otros textos, seguramente nunca existió el libro que Eco le atribuye a Aristóteles en “El nombre de la rosa” pero si hubiese existido, cualquiera de las dictaduras que asolaron a nuestro mundo se hubiesen encargado de hacerlo desaparecer, porque de algún modo reírse es tomar conciencia. Fontanarrosa no sólo apunta a la dictadura argentina del 76, por momento desliza cosas que evidentemente se relacionan con la Alemania de Hitler,
“En Alemania han desaparecido casi dos millones…”
Op. Cit p. 140

En el texto dice de “gordos” pero uno no puede evitar reponer “de judíos”, lo mismo en la frase final antes transcripta cuando se habla de “la pureza de la raza”
Todo esto nos lleva a hablar además de parodia, de sátira . Sin duda a través de este texto Fontanarrosa satiriza a todos los regímenes totalitarios
Dicen que los argentinos y principalmente los porteños somos tristes… algo de eso debe haber en una ciudad gris, llena de humedad y de adoquines gastados, que habla de “lágrima” cuando tiene que pedir lo que en Córdoba Capital llaman un “cortado al revés”…el tango tiene ese no sé qué, “sentimental y coqueto” y “la vida es una herida absurda”… pero no nos dejemos ganar por los lugares comunes, la tristeza del porteño es una frase hecha, igual que “la flema inglesa” o el “mesurado espíritu francés”… después de todo hay mucho humor entre nosotros aunque a veces sea un humor casi negro, ácido, recalcitrante, despiadado, ambiguo, dudoso, al borde del chiste, de la cargada, para llegar a la sátira, a la parodia, y no podría ser de otro modo porque después de todo si uno no sonríe la vida se vuelve desabrida, acaso Fontanarrosa habrá estado pensando en eso, en el sabor de la vida cuando tuvo el lúcido delirio de escribir “Loa últimos Vermicelli”