domingo, 20 de enero de 2008
EL EXTRAÑO CASO DE “EL JUGUETE RABIOSO” COMO NOVELA DE APRENDIZAJE, por Estela Quiroga
Los críticos, especialmente sus contemporáneos han dicho de Roberto Arlt que era demoníaco, agresivo, violento, pecador, vulgar, analfabeto, que usaba mal los adjetivos y los tiempos verbales, de hecho Arlt no citaba a Proust para explicar la calle Corrientes, no era un pasivo, temeroso que hablaba con monosílabos para no comprometerse, Arlt era un inoportuno, un molesto que denunciaba sin declamar, que se equivocaba porque no estaba pendiente de las reglas, ni de los modales. El autor de “Los siete locos” era inclaudicable y desobediente: un artista ejemplar, capaz de establecer una relación profundamente dialéctica con su época y transformarse en un síntoma de ella, nada tuvo en común con los escritores idealistas y complacientes que lo condenaron. Arlt no tenía intenciones de modificar el mundo, por eso estaba lejos del idealismo literario de las novelas de aprendizaje y justamente por eso también, por ser casi un opuesto, se puede afirmar que El juguete rabioso es una novela de aprendizaje. Ahora bien ¿qué características particulares tiene como novela de iniciación
Hay muchos escritores que uno relee por puro placer, cuando releemos a Roberto Arlt revivimos el estupor frente a ciertos aspectos de la condición humana, sentimos el estallido de la realidad, de una realidad que no se describe sino que se revela a través de los hechos conjurados por la palabra.
Para Noe Jitrik “EL JUGUETE RABIOSO” es una síntesis capaz de inaugurar la literatura urbana con proyección universal, por su parte Luis Gregorich afirma que “el libro utiliza, casi sin proponérselo, algunos procedimientos de la nueva novela., claro que otros hablan del uso inapropiado de adjetivos, de la discordancia entre tiempos verbales, de la abrumadora utilización de vulgarismos, y catalogan a esta primera novela de Arlt como obra confusa, desprolija e incorrecta propia de un semianalfabeto, ciertamente Arlt no citaba a Proust para explicar la calle Corrientes, no era un pasivo, temeroso que hablaba con monosílabos para no comprometerse, Arlt era un inoportuno, un molesto que denunciaba sin declamar, que se equivocaba porque no estaba pendiente de las reglas, ni de los modales. El autor de “Los siete locos” era inclaudicable y desobediente: un artista ejemplar, capaz de establecer una relación profundamente dialéctica con su época y transformarse en un síntoma de ella, nada tuvo en común con los escritores idealistas y complacientes que lo condenaron. Arlt no tenía intenciones de modificar el mundo, por eso estaba lejos del idealismo literario de las novelas de aprendizaje, o tal vez, justamente por eso, por tratarse de un opuesto, deberíamos preguntarnos en qué sentido se puede afirmar que El juguete rabioso es una novela de aprendizaje.
Para hacer este recorrido tenemos que partir de la caracterización del género, de las coordinadas históricas e ideológicas de la novela de aprendizaje para después poder confrontar con “El juguete rabioso” y proponer algunas líneas de trabajo.
Sin duda, el modelo más fuerte del género que nos preocupa es la novela “Los años de aprendizaje de Wilhem Meister” del escritor alemán Goethe, al respecto nos dice Ilse M. de Brugger ::
“ Wilhelm Meister es una novela de aprendizaje o formación, género típicamente alemán, en ella se enfoca la vida del hombre desde su juventud, como trayectoria en la cual el individuo, gracias a múltiples y contradictorios contactos con el mundo que lo rodea, va realizando su formación íntegra de acuerdo con sus propias disposiciones(…) el joven Meister llega tras muchas ilusiones y errores a la conclusión que su misión no es el teatro y que el hombre tiene que hacer enormes esfuerzos par convertirse en miembro útil de la sociedad “
De este modo la novela de Goethe se constituye, como ya dijimos, en un verdadero modelo del género.
¿Cuál es la función del género? De hecho, podemos apreciar que al menos en esa época la función de este género era absolutamente propedéutica, dicho de otro modo, el aprendizaje del personaje se transformaba en una verdadera lección que podía ser transferida al lector como experiencia de vida. Esta época se conoció en la Historia de la literatura como el siglo pedagógico alemán. La literatura debía ser un vehículo privilegiado de la educación estética. Quede claro entonces que el nacimiento de este género forma parte de un programa ideológico destinado a la formación del ciudadano en el que el arte en general y la literatura en particular constituían un instrumento primordial para elevar el espíritu y fortalecer la moral.
No solo Alemania produjo este tipo de literatura, Inglaterra no se quedó atrás e hizo importantes aportes, claro que con un tono distinto, más satírico que hace que resulte casi evidente que la novela inglesa del siglo XVIII ha tomado algunas cuestiones básicas de la picaresca del Renacimiento, en especial del Lazarillo. Aquí tenemos que hacer un alto, porque resulta imprescindible recordar las características de un pícaro, todos sabemos que se trata de un personaje sin oficio determinado, que vive de un modo irregular, como decía Cervantes “de hambre pronta, la hartura abundante, sin disfraz el vicio, el juego siempre, las pendencias por momentos, las pullas a cada paso...”
Uno de los modelos clásicos de la novela de aprendizaje inglesa es “Tom Jones” de Henry Fielding , publicada en 1748. La obra de Fielding ha sido celebrada como uno de los grandes exponentes de la tradición popular, su publicación se adelanta casi cincuenta años a los modelos alemanes y se proyecta en los célebres ejemplares de la novela victoriana. Es la historia de un niño abandonado y las peripecias de su juventud hasta descubrir su verdadera identidad. El protagonista encarna todas las contradicciones de la época, a través de la historia podemos apreciar un cuadro social de la Inglaterra rural y urbana durante la revolución jacobita de 1745. Aparece una interesante galería de personajes: ambiciosos terratenientes, cazadores furtivos, prestigiosas damas de clase alta, humildes sirvientes, inescrupulosos taberneros. De hecho esto nos recuerda a Lázaro quien también satiriza a una galería de personajes y muestra la maldad del ciego, la avaricia del clérigo, la fanfarronería del escudero.
De modo que la picaresca como antecedente, la Ilustración alemana, la novela inglesa delinean este género. Sabemos que están protagonizadas por jóvenes con historias dolorosas que éstos deben enfrentar. Dijimos también que cumple una función propedéutica ya sea positiva (modelo para imitar) o negativa (modelo para rechazar). El tema del viaje, un viaje que sirve para modificar al protagonista, también es frecuente en este tipo de novelas, que suelen estar relatadas en primera o en tercera persona. Para algunos críticos se trata de un género demasiado idealista y conciliador. Lo cierto es que este tipo de historias suelen resultarnos atractivas porque nos invitan a hacer algún tipo de proyección personal.
Por lo expuesto puede observarse que “El juguete rabioso” por un lado se adecua al género, desde la primera línea de la novela leemos: “Cuando tenía catorce años me inició en los deleites y los afanes de la literatura bandoleresca un viejo zapatero andaluz…”
Efectivamente está escrita en primera persona, relata la historia de un joven y sus infortunios, a través de las experiencias vividas en la sociedad, aparece el tema del viaje, cuando Silvio Astier se muda a otro barrio, luego aparece la pensión que se presenta como un universo reducido a escala, sin embargo no parece adaptarse tan cómodamente a la estructura canónica del género. De hecho su grado de ejemplaridad, o contra ejemplaridad resulta bastante dudoso.
Por otra parte es interesante observar cómo “El juguete rabioso” logra establecer una serie de tensiones a partir de fuertes dicotomías. En primer lugar nos interesa marcar la diferencia entre
LEER = ser diferente
Olvidar la realidad
Ser libre
NO LEER
Esclavitud Trabajo rutinario
Quedar atrapado
Astier se debate entre estas dos opciones todo el tiempo.
A la vez hay dos formas de LEER, una cosa es lo que se lee en la escuela y otra cosa es lo que se lee fuera de la escuela. La oposición educación en la escuela versus educación en la vida, en la vida puerca, en la calle resulta un principio estructurante en la novela y desde luego se transforma en leiv- motiv de las Aguafuertes.
En el episodio del robo a la biblioteca se pone de manifiesto con claridad la oposición entre LUGONES y BAUDELAIRE. El autor de “Las flores del mal” no es un libro para vender, es un libro “lindísimo, me lo llevo a casa,” dice Silvio y más adelante en el Capítulo 2 dirá: “¡Oh, ironía!, ¡y yo era el que había soñado en ser un bandido grande como Rocambole y un poeta genial como Baudelaire..
Como dice Piglia, el acceso a los libros, para quienes optan por la escuela de la calle, está asociado al delito, de acuerdo con esto, entonces, leer nada tiene de ejemplaridad social, incluso para un importante sector de la clase media leer puede ser visto como sinónimo de no hacer nada, leer no es productivo.
La madre de Astier le dice, al iniciarse el Capítulo 2::” -Silvio es necesario que trabajes.” Y cuando se lo dice Silvio estaba leyendo .Dejar de leer para trabajar implica sentirse arrojado a un mundo injusto y demoledor en el cual la única meta parece ser el trabajo productivo. En este sentido los libros representan una puerta abierta para la aventura de piratas y bandoleros, y para los poetas locos. Por lo tanto leer además de ser improductivo puede volverse un acto peligroso.
Desde este punto de vista “El juguete” no puede ser comparado con la novela de Goethe. Gregorich afirma que la novela de Arlt es una novela de iniciación pero no al estilo del Meister, sino que pertenece a una tradición negra que no tiene precedentes en nuestra literatura.
No parecería, en cambio, disparatado compararla con El lazarillo, o con el pícaro Tom Jones, claro que eso puede plantearse en otro trabajo.
Definitivamente, Silvio Astier no intenta ser modelo de nadie, no es un joven ejemplar y su recorrido llega a la más violenta de las consecuencias cuando decide delatar al rengo, porque para ser aceptado socialmente parece que el único camino posible es convertirse en Judas Iscariote:
“…y seré hermoso como Judas Iscariote. Toda la vida llevaré una pena, la angustia abrirá a mis ojos grandes horizontes espirituales…”
Para algunos resulta suficiente con respetar el orden social, pero qué pasa con aquellos que como Silvio están destinados a la exclusión, aquellos que nunca van a ser propietarios legítimos de nada, en el borde mismo de la tensión entre leer o no leer con todas sus implicancias, ser libre o ser esclavo.
Al principio resulta difícil aceptar la traición de Silvio, tan difícil como aceptar las pequeñas traiciones que cada uno de nosotros se hace a sí mismo cada día. Para ascender socialmente muchas veces hay que transformarse en victimario de la propia clase: Pisar cabezas. Desde luego no puede haber ejemplaridad en una pirámide de víctimas y victimarios, la lucha por sobresalir se vuelve despiadada y es gratuita, tan gratuita como la acción de Silvio. ¿Será por eso que parece tan abominable su acción? . El protagonista de esta historia permanece leal a su clase, pero no encuentra otro modo de hacerlo que a través de un mecanismo abyecto: la delación. Aunque nos cause cierto estupor, la delación es algo que se aprende desde chiquito en la escuela. ¿Acaso nunca un docente, o ustedes mismos como docentes dijeron con tono severo: “Si me dicen quién fue, nos olvidamos del asunto”? La compulsión a la traición es algo que se enseña.
En su obra “Sexo y traición…” Oscar Masotta dice:
“Los personajes de Arlt no intentan poner una bomba al mundo de los de arriba sino erigirse en verdugos de los de abajo […]nos obligan a conocer de manera emocionante qué cosa es una jerarquía social”
En “El juguete rabioso” no existe una reproducción de un modelo a seguir, en ese sentido no podemos hablar de NOVELA DE APRENDIZAJE.
Sin embargo vimos que otros aspectos de la novela de iniciación que se cumplen. Podemos agregar algunos rasgos más, por ejemplo cierto carácter autobiográfico, cuestión que no nos vamos a detener a analizar, también podemos observar que la estructura respeta un orden cronológico. Por otra parte y de acuerdo con la definición de Susan Suleiman la novela de aprendizaje presenta dos transformaciones paralelas. La primera transformación es el paso del sujeto de un estado de ignorancia de sí a otro de conocimiento de sí mismo. La segunda transformación es el paso de la pasividad a la acción, con algunas salvedades “El juguete” se inscribe en esta definición.
Bajtín en “Estética de la creación verbal” cuando se refiere a la novela de educación hace hincapié en el carácter realista de la misma, por lo tanto nos parece interesante plantearnos qué pasa con el realismo en Roberto Arlt.
Hay algo de expresionista en la mirada de este autor y eso va tiñendo todas las cosas: hace que se transforme la realidad y no que se reproduzca. Como dice Masotta se trata de un realismo metafísico. Por su parte Piglia aclara que “Es demasiado excéntrico para los esquemas del realismo social y demasiado realista para los cánones del esteticismo”.
Para concluir:
No existe una reproducción de un modelo de aprendizaje de acuerdo con una moral previa, por lo tanto en ese sentido no cumple con uno de los aspectos más canónicos del género
No hay representación de la vida social y política sino producción de un nuevo modo de entender los nexos entre ficción y realidad y en esta trasgresión radica la modernidad del proyecto de escritura de Arlt.
Hay en esta obra un extraño modo de aprendizaje, Astier aprende poco a poco el clima de fracaso por un lado y por otro un mundo imaginario para poder compensar sus propias frustraciones y siempre a cada momento aparece su vida atravesada por la literatura.
“De pronto recordé con nitidez asombrosa este pasaje de la obra:
Rocambole olvidó por un momento sus dolores físicos. El preso cuyas espaldas estaban acardenaladas por la vara del capataz se sintió fascinado […]
¿Y yo? ¿Yo seré así? ¿no alcanzaré a llevar una vida fastuosa como Rocambole?”
Quiero invitar a todos a releer El juguete, no por puro placer, sino para desentrañar esa inocencia cruel que sus páginas hoy más vigentes que nunca nos exigen.
BIBLIOGRAFÍA
Arlt, Roberto: El juguete rabioso
Bajtin, Mijail: Estética de la creación verbal – Bs. As. Siglo XXI - 2001
Blanco Amor, José: Ensayos sin fronteras: Roberto Arlt, un marginal – Bs As 1983
Capdevila, Analía: Para una lectura política de la traición de Astier – Boletín del Grupo de Teoría Literaria – UNR Rosario 1993
De Diego, José Luis: La novela de aprendizaje en Argentina – Orbis Tertius, año IV – Nro 7 – La Plata – 2000
Hauser, Arnold: Historia social de la literatura y el arte – Madrid, Guadarrama 1969
Gregorich, La novela moderna: Roberto Arlt – Capítulo - Historia de la literatura argentina- Bs As – CEAL 1968; p.p. 985-1008
Masotta, Oscar: Sexo y traición en Roberto Arlt – Bs As Jorge Älvarez, 1970
Viñas, David: De Sarmiento a Cortázar. Bs. As, Siglo XX 1974