domingo, 21 de marzo de 2010

APRENDER EN LA WEB: PROYECTO 2





PROYECTO 2
TIEMPO DE DISCUSIÓN Y REFLEXIÓN
Lean atentamente este artículo. Discutan con sus compañeros de trabajo acerca del contenido del mismo. Luego escriban un artículo (de tipo argumentativo ) a partir de la hipótesis planteada por Sandra Russo .Lean el texto de Sandra Barilari y relacionen ambos
La zona gris


Por Sandra Russo
A una chica de Zona Norte las compañeras le pegaron porque era muy linda. Vaya razones, criaturas. Están pasando algunas cosas raras con las púberes, de las que conviene tomar nota. Hay explotando una nueva sexualidad adolescente, que incluye la ambientación mental del porno. Un amplio sector de las niñas de vidas amables se da permisos insólitos. Pero tratándose de un giro de época, marcado a fuego por el mercado, habría que preguntarse o invitarlas a preguntarse si esos permisos se los toman, o si se sienten obligadas a tomárselos, para estar a tono unas con otras, y así sucesivamente.
Los estudios de algún remoto instituto de sexualidad norteamericano, si uno se tomara el trabajo de buscarlos, seguramente tendrán alguna estadística sobre adolescentes peteras o algún trabajo sobre la incidencia del pete en la satisfacción con la que algunos varones de hoy sobrellevan las relaciones estables. (El solo y simple hecho de que a la fellatio se le pase a decir “pete” implica necesariamente la domesticación de lo exótico: ese mismo movimiento vuelve trivial lo excitante. Por una fellatio un varón tenía que esperar. Hoy, la cultura popular indica que un “pete” no se le niega a nadie. Si hay onda, se entiende.)
La revista Cosmopolitan, biblia de nuevos usos y costumbres que en general suelen ser siempre los mismos, filtraba sin embargo en octubre del año pasado otra nueva escena de la sexualidad adolescente. Cosmo lo titulaba “Un nuevo tipo de violación”.
El fenómeno pertenece al mismo reino que las peteras, los cócteles de alcohol y tranquilizantes, los boliches donde se admite sexo en los sillones, el valor en alza de la puta sobre el de la chica new romantic, los sitios porno dedicados exclusivamente a adolescentes borrachas. La nota habla de “una zona gris”, un límite borroneado entre la relación sexual ocasional consentida y la relación forzada.
En rigor, de lo que está hablando es de un límite borroneado, no por el varón de la escena, sino por el alcohol que tomó la chica, y que no le permite recordar exactamente si pasó o cómo pasó. Uno de los sueltos de la nota informa que “tres de cada cuatro de las víctimas están borrachas cuando ocurre el ataque”.
Es interesante el planteo de si esto constituye o no una nueva forma de violación. Todos recordamos a la joven y fumada Jodie Foster en aquel bar de la película, coqueteando en la máquina de música. Y experimentamos el sentimiento asqueante de aquella violación múltiple, una escena que tuvo por víctima a la chica que no por fumar ni coquetear indujo a nadie. Pero no se trata de una historia así, en singular. Se trata más bien de una tendencia a depositar en “la zona gris” las decisiones, las elecciones, las convicciones que debe hacer una mujer en cada etapa de su vida. Se trata de estar conscientemente (esto es: públicamente) a favor o en contra de determinadas actitudes, pero sin necesidad de sostener lo que se cree, porque a “la zona gris” se llega después de la pastilla, las gotas, los tragos, en fin, se llega vulnerable. Y sobre todo, ya institucionalizada, codificada, descripta, a “la zona gris” se llega queriendo desentenderse de la responsabilidad sobre el propio cuerpo.







Esos cuerpos que solemos olvidar nos acompañarán toda la vida y más allá de ella... Esos cuerpos que alojan emociones, capturan sentires y reproducen comportamientos.
Esos cuerpos que nos hablan o guardan un silencio muchas veces doloroso...
Esos cuerpos que se ponen en movimiento o se repliegan por la pena y la desesperanza...
Esos cuerpos que saben de la historia, del amor y el desamor...
Esos cuerpos que trasladan huellas de placer y displacer...
Esos cuerpos que denuncian o clausuran, que dejan atrás para seguir andando....
Esos cuerpos que se esconden por miedo o por no saber miedo a qué....
Esos cuerpos que nos devuelven el ayer, nos trasladan por hoy y nos muestran el cambio de mañana...
Podemos saber que tenemos un cuerpo, que es nuestro territorio, podemos sentir que es nuestro, podemos saber que ha sido tomado, podemos asirlo nuevamente y recuperar el control perdido.
Podemos, sólo tenemos que atrevernos.


Sandra Barilari